Piensa en grande (eBook)

Cómo construir un imperio mundial a partir de una gran idea

Harald Seiz (Autor)

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2020 | 1. Auflage
184 Seiten
FinanzBuch Verlag
9783960927341 (ISBN)

Infos

De lo más bajo a lo más alto: la historia de Harald Seiz se parece a una película de éxito de Hollywood. Harald Seiz pasó su infancia en un entorno muy pobre con su madre y su abuela cerca de Stuttgart. Mientras ambas luchaban con los problemas del alcohol, Seiz tuvo que aprender muy pronto a ser independiente. A pesar de duros contratiempos, pasó por muchas etapas laborales, desde proveedor de bebidas hasta vendedor de aspiradoras, y nunca abandonó su sueño de alcanzar el éxito y la independencia. En 2011 puso la primera piedra de su empresa Karatbars International GmbH. Su objetivo era que todas las personas pudieran poseer oro. Lo que empezó un día como una empresa de una sola persona es actualmente un imperio empresarial con actividades a nivel mundial y una facturación anual de más de 100 millones de euros. Pero Harald Seiz tiene objetivos todavía mayores: un medio de pago basado en el oro, que sea a prueba de crisis y revolucione nuestro sistema financiero. Es una misión por la que al principio se rieron de él. Actualmente es líder de mercado en productos de oro innovadores. Y sin embargo, Seiz se considera todavía en los inicios: un sistema de pagos basado en el oro, minas de oro y la fundación de un banco son solo algunos pilares en el siguiente camino hacia arriba. Think Big: este libro da valor para vivir el sueño propio, y muestra los caminos hacia el éxito.

Harald Seiz wurde 1963 in Calw in der Nähe von Stuttgart geboren und ist seit 1978 erfolgreich als Finanz- und Vermögensberater tätig. 2011 gründete er die Karatbars International GmbH in Stuttgart, deren Geschäftsführer er ist. Seither internationalisierte er konsequent und erfolgreich die Geschäfte. 2016 wurde ihm die Senatorenwürde durch den Bundesverband für Wirtschaftsförderung und Außenwirtschaft (BWA) verliehen.

Textauszug

2.
«SOLO EL QUE DOMINA SU OFICIO PUEDE LOGRAR GRANDES COSAS.»

Mirar hacia el futuro es como mirar el mar. Se deja vagar la mirada por el agua hasta el sol. Pasan algunas nubes pasan. La mirada clara se mezcla poco a poco con los propios pensamientos. Con una visión de cómo deberá ser el futuro alguna vez.

En el camino hacia este futuro se necesita fuerza, ya que el camino es largo. Para recorrerlo, se necesita pasión. Ella es la fuente de nuestra fuerza persuasiva, hacia adentro y hacia afuera.

Visión y pasión: esta es la mezcla del éxito. Ambas forman las piedras angulares con las cuales se puede perseguir el propio proyecto y convertirlo en realidad.

Pero falta una tercera capacidad, totalmente fundamental, necesaria para tener éxito. Esta es la experiencia. Uno debe ser un experto en lo que hace. Mi antiguo director de grupo en mi primer trabajo como vendedor independiente en Vorwerk es un buen ejemplo de esto. Él era el mejor vendedor de toda la empresa, un gigante. Es cierto que la marca Vorwerk ya era muy conocida en Alemania, y era fácil entablar una conversación de ventas con la gente. Pero con 30 motores vendidos a la semana, mi director de grupo era absolutamente increíble, y con ello se convirtió en mi gran modelo.

Pero ¿cómo puede uno convertirse en un experto? ¿Cómo podía llegar a ser un genio de las ventas, como mi jefe de grupo?

Primero la mala noticia: nadie nace siendo experto. Pero la buena noticia es: todos pueden convertirse en expertos. Solo hay que tener en cuenta la gran variedad de temas y especialidades con las que se ocupa en el mundo. Ya sea el virtuoso de su instrumento, el deportista profesional en su disciplina o el administrador en su empresa, todos ellos son expertos a su manera en su área. Saber de todo y de todos, dominar todas las materias, se ha vuelto imposible en el complejo mundo en que vivimos actualmente. Mientras que antes todavía había eruditos universales, que eran maestros de su especialidad en varios campos, no tendría sentido intentarlo actualmente. Mientras que Leonardo da Vinci hizo descubrimientos pioneros en las ciencias naturales, y al mismo tiempo desarrolló un lenguaje visual casi no superado hasta entonces en su belleza y precisión, actualmente es ya una gran proeza llegar a ser inventor o artista. En muchas áreas, el conocimiento está tan avanzado que puede llevar años solamente procesar los conocimientos ya existentes. La investigación se ha seguido desarrollando hasta las más diminutas ramificaciones. Existen innumerables trabajos y estudios sobre todos los temas imaginables. Aunque Internet ha facilitado el acceso a la información correspondiente, esto no significa necesariamente que se puedan adquirir nuevas capacidades y nuevos conocimientos como si fuera un juego. Y es que, al mismo tiempo, se ha ampliado enormemente el volumen de información. Abrirse camino en la selva de datos se ha convertido en una ciencia por sí misma. Entretanto, cualquiera puede dar su opinión respecto a todo. Y esto no incrementa necesariamente la calidad de la información. Precisamente el debate sobre las fnews, las noticias falsas, ha mostrado que no es oro todo lo que reluce. La vida es finita, y a muchos simplemente les falta tiempo para ocuparse de todos los temas que mueven al mundo. Además de la sed de conocimiento pura, también existen las obligaciones familiares, las ambiciones propias de la profesión, y muchas cosas más que reclaman nuestro tiempo.

El que se excede con sus tareas y pretensiones, pronto amenaza con estrellarse de cabeza contra un muro. Un exceso de las más diversas obligaciones conduce al estancamiento. Entonces, se produce un bloqueo mental y ya no avanza nada, tampoco en los proyectos que uno se ha propuesto. En lugar de invertir toda la energía en una causa realmente importante, de pronto se tiene que repartir la fuerza disponible. Se pierde el impulso, y comienzan los embrollos. Cuando aumenta el gasto en organizarse a sí mismo, ya sabe que algo tiene que cambiar. Muchas veces, un solo proyecto avanza ya con lentitud y a pasos pequeños. No digamos ya cómo se ralentiza todo cuando se tienen pendientes varios proyectos grandes al mismo tiempo. Entonces se necesita un equipo más grande, o el enfoque se tiene orientar de nuevo. Ahora le mostraré cómo puede lograr ambas cosas.

Comencemos por el enfoque correcto. Se trata de dirigir las capacidades propias, el espíritu propio, hacia lo que tenga la más alta prioridad para usted. Naturalmente, para ello debe primero ser consciente de lo que espera de su vida, de cuál es la misión visionaria que está dispuesto a perseguir con sangre y sudor. Una vez que se han tomado estas decisiones, la divisa es: ¡adelante con toda la fuerza posible!

Cuanto más pronto dé estos pasos, mejor, porque tanto más pronto podrá orientar su propia vida de manera correspondiente. Y con ello pienso sobre todo en adquirir las capacidades necesarias para alcanzar el objetivo que se ha fijado personalmente. Porque una cosa está clara: el tiempo es limitado. Quien quiera crear una pintura magistral, tiene que familiarizarse con las artes plásticas. Quien busque el éxito deportivo, tiene que establecer un plan de entrenamiento y cambiar su alimentación. Según en qué consista el propio objetivo, se debe dirigir la vida que uno vive en una dirección.

En lugar de vagabundear sin orientación, es menester dar una forma al tiempo. Con un objetivo a la vista, se puede estructurar cada día para finalmente ser un maestro de su especialidad, es decir, un experto.

Para esto, un modelo, un profesor y motivador puede ser una gran ayuda. Mi jefe de grupo tuvo un papel importante precisamente al inicio en relación con mi avance profesional. Con él aprendí los fundamentos, desde la apertura hasta el cierre de una venta. Pronto estaba ganando tres, cuatro, e incluso a veces cinco mil marcos al mes. Mi desarrollo profesional se manifestó de manera inmediata sobre mis ingresos.

Pero un día solo tiene 24 horas. El número de aspiradoras que podía vender diariamente era limitado. Y aun cuando mi sueldo resultaba opulento en comparación con mi trabajo como proveedor de bebidas, sentía que todavía no había llegado a la meta de mi desarrollo, que quería más.

En ese momento me vino muy bien una oferta de un trabajo en el sector financiero. Muy en el sentido de la mercadotecnia multinivel, debía organizar un grupo a través del cual teníamos que difundir determinados productos financieros. Aunque ya había aprendido algo sobre operaciones comerciales en Vorwerk, para mi nuevo trabajo tuve que empezar de cero otra vez en muchas cosas. Pero, en vista de las nuevas posibilidades que me ofrecía este trabajo, valió la pena el esfuerzo. Yo era joven y estaba lleno de energía, dispuesto a hacer cosas nuevas, y el modelo de mi nuevo jefe fortaleció todavía más mi espíritu emprendedor. Su apariencia tenía un efecto contagioso sobre mí. Solo pensaba: «Ese es el aspecto que tiene un hombre de negocios exitoso.» Su traje color verde oscuro junto con un pañuelo blanco en el bolsillo le quedaba perfecto. ¡Grandioso! Su exterior era el espejo de su actitud interna. Este hombre, eso lo sentí desde el día en que lo conocí, tenía carisma. Podía cautivar a la gente con lo que decía pero, sobre todo, con la manera en que lo decía. Era mi gran ídolo. Retrospectivamente, me doy cuenta de la importancia que han tenido los modelos en mi camino. Desde Martin Luther King y Elvis en mi infancia, pasando por el jefe de grupo en Vorwerk al principio de mi etapa independiente, hasta llegar precisamente a ese jefe con una irradiación tan poderosa de la Sociedad de Asesoramiento sobre Patrimonio e Inversiones (GEVA, por sus siglas en alemán). Ahí también conocí a Uwe, que había de convertirse en uno de mis mejores amigos. Lo admiro por el compromiso y el espíritu de trabajo con el que se ocupaba de su equipo. Combinaba el sentido de lo comercial con una fina sensibilidad social. Me apoyó contra viento y marea y de esa manera llegó a convertirse en un importante acompañante en el transcurso de mi vida. Fueron personas de este tipo las que me inspiraron y me impulsaron para alcanzar nuevos logros.

El sábado era nuestro día de asalto. Cada sábado hacíamos las citas para la semana siguiente. No siempre era fácil porque, a fin de cuentas, teníamos que empezar primero convenciendo a la gente de que siguiera hablando con nosotros. Pero éramos ambiciosos y estábamos muy motivados. No parábamos antes de que estuvieran listas por lo menos veinte citas. Las primeras citas las organizaba yo con personas de mi círculo de conocidos. Con ayuda de un empleado con experiencia, analizaba qué producto de inversión era el más adecuado para la persona correspondiente. Los seguros de vida eran muy populares por aquel entonces. Con ellos se conseguían las mejores comisiones, pero a mí no me interesaba solamente el dinero. También el cliente se beneficiaría de ello, así...

Produkt-Details

• Erscheint lt. Verlag: 13.9.2020
• Verlagsort: München
• Sprache: deutsch
• Themenwelt: Sachbuch/Ratgeber ► Beruf / Finanzen / Recht / Wirtschaft ► Wirtschaft
• Themenwelt: Wirtschaft ► Betriebswirtschaft / Management
• Schlagworte: FinanzBuch Verlag • Harald Seiz • Piensa en grande
• ISBN-13: 9783960927341 / 9783960927341