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Monstruos encubiertos (eBook)

eBook Download: EPUB
2022 | 1. Auflage
440 Seiten
Nocturna (Verlag)
978-84-18440-15-1 (ISBN)

Lese- und Medienproben

Monstruos encubiertos -  Diana F. Dévora
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Segunda parte de la serie Monstruo busca monstruo Tres meses después del asalto a las Madrigueras, Summer y sus compañeros reciben el encargo de buscar a unas personas desaparecidas. Para localizarlas deberán infiltrarse en Nueva Esperanza, un internado donde estudian los hijos de la élite de Adrax y en el que últimamente parecen haberse producido varios sucesos extraños. Y lo más raro de todo no es la misión, sino el cliente que se la propone. Al investigar lo que ocultan los pasillos del colegio, el grupo averiguará cosas sobre sus amigos y también sobre sus rivales. Pero puede que al mismo tiempo descubran secretos que preferirían dejar enterrados y, poco a poco, se encuentren con más de un monstruo encubierto.

Diana F. Dévora es autora de cómics con influencia manga y una de las integrantes de Studio Kôsen. Desde 1998 ha publicado internacionalmente varias obras, entre las que destaca Saihôshi, el Guardián. En sus títulos cultiva una amplia galería de géneros con diversas temáticas, como la magia en Lêttera; el terror con ángeles y demonios en Daemonium; las aventuras en Windrose, Saihoshi o Stallion; y los superhéroes en la miniserie Gata de Madrid. Monstruo busca monstruo no es su primera novela publicada, pero sí es la primera vez que se atreve con una serie y, a la vez, es su proyecto más querido y personal.

Diana F. Dévora es autora de cómics con influencia manga y una de las integrantes de Studio Kôsen. Desde 1998 ha publicado internacionalmente varias obras, entre las que destaca Saihôshi, el Guardián. En sus títulos cultiva una amplia galería de géneros con diversas temáticas, como la magia en Lêttera; el terror con ángeles y demonios en Daemonium; las aventuras en Windrose, Saihoshi o Stallion; y los superhéroes en la miniserie Gata de Madrid. Monstruo busca monstruo no es su primera novela publicada, pero sí es la primera vez que se atreve con una serie y, a la vez, es su proyecto más querido y personal.

01

El cliente

—Joder, encima hay atasco —protestó Summer, contemplando el desalentador panorama que acontecía al otro lado del parabrisas. Filas de vehículos que apenas se movían bloqueaban los tres carriles de la calzada en la que se encontraban—. En serio, Aidan, no entiendo qué pintamos nosotros en esa reunión.

—¿Otra vez, Summer? Son exigencias del cliente. Si quiere reunirse con todo el grupo antes de cerrar el trato, se le da el capricho. —Su jefe, sentado a su lado en los asientos delanteros de la furgoneta, la miró al preguntarle—: ¿Por qué te cuesta tanto comprenderlo?

—¿Y no podías enseñarle una foto? —Ella resopló aburrida.

—Será que quiere comprobar el género en persona antes de comprarlo —bromeó Akira desde la parte trasera, donde viajaba junto a Zoe y Yade. Habían quitado las pantallas y ordenadores del equipo de vigilancia, ya que no lo iban a necesitar aquella tarde. En su lugar, habían colocado una segunda fila de asientos.

En ese momento, Aidan se giró hacia él, pero retuvo lo que fuera que iba a decirle y volvió de nuevo la vista al frente con una media sonrisa que a Summer no le pasó desapercibida.

—Uy, uy… ¿A qué viene esa sonrisilla? —le preguntó la joven con gesto receloso.

—A nada, me ha hecho gracia el comentario.

—¿Ese chiste malo…? Y una mierda —descartó ella, y frunció aún más el ceño—. ¿Qué estás tramando?

Pero su jefe la ignoró para dirigirse a Will, que llevaba el volante.

—Will, gira por aquí. Ya casi estamos —le indicó, aprovechando que habían avanzado lo suficiente para llegar a un cruce y escapar de aquel atasco.

En ese punto, Akira se contagió de la desconfianza de Summer.

—Oye, Aidan, no irás a jugárnosla otra vez, ¿no?

—A ver, os he dicho que íbamos a una reunión con un cliente y eso haremos —insistió este.

—¿Y ese cliente sólo nos ha contratado a nosotros? —preguntó Akira.

—Nos quiere contratar sólo a nosotros, así es.

El mercenario abrió la boca con intención de seguir insistiendo, pero Zoe le interrumpió:

—Ah, déjalo, Akira. Si nos vamos a acabar enterando tarde o temprano.

—Más bien tarde… —murmuró Summer.

Yade, que había permanecido callado y expectante todo el tiempo, se limitó a encogerse de hombros cuando su compañero le miró interrogante.

En ese momento, la furgoneta se detuvo frente al garaje de un pequeño almacén cuyas ventanas, cubiertas de pintura blanca, no dejaban ver el interior. No había ningún rótulo que indicara la actividad a la que estaba dedicado. De hecho, parecía en desuso. Esta impresión fue confirmada por los carteles que cubrían la fachada, en los que se podía leer: «SE ALQUILA».

Aidan marcó un número en el móvil, dejó que el timbre de llamada sonara un par de veces y luego colgó. A los pocos segundos, la puerta del garaje se abrió permitiéndoles entrar. Will aparcó junto al único vehículo que había allí: un todoterreno de color negro que el grupo reconoció al instante.

—No me jodas… —dijo Akira entre dientes—. Otra vez, no.

—Vamos, chicos, salgamos. —Aidan les instó a todos, pero en especial a Summer, pues era la que quedaba entre él y la puerta del copiloto.

La joven bajó de la furgoneta, no sin antes dirigirle una afilada mirada.

—Justo cuando creía que no podías ser más cabronazo…

Yade abrió la puerta corredera y salió también, seguido de Zoe. Mientras Aidan y Will se reunían con ellos, la única puerta interior que había en aquel garaje se abrió para dar paso a alguien que conocían muy bien: Rayo Negro.

Zoe avisó a Akira con una palmadita en el hombro, ya que este seguía en el interior del vehículo dando pequeños golpes con la frente al reposacabezas del asiento delantero. El mercenario, al ver que todos sus compañeros ya estaban fuera, y con el maldito Rayo Negro delante de sus narices, no tuvo más remedio que mantener la compostura y reservar las ganas de matar a Aidan para más tarde.

—Bienvenidos —les recibió el joven de pelo blanco. Hizo ademán de acercarse a ellos, pero Summer le hizo un alto con la mano.

—Quieto ahí, gilipollas.

—Por favor, haya paz… —intercedió Aidan. Como Rayo se había quedado paralizado, se acercó él mismo para estrecharle la mano que este, tímidamente, le tendía.

—Por aquí —les indicó el joven, y se volvió de nuevo hacia la puerta por la que había venido.

Mientras contemplaban cómo Aidan seguía a Rayo Negro hacia el interior de la estancia contigua, todos se preguntaron lo mismo, pero sólo Zoe se animó a verbalizarlo:

—¿De qué va esto?

—Ni idea, pero yo quiero enterarme —dijo Will, y tanto él como Yade siguieron los pasos de su jefe.

Sólo los tres compañeros de batalla permanecieron en el garaje, fijos como estatuas, salvo para intercambiar miradas de recelo e indignación entre ellos.

—¡Es para hoy! —les gritó Aidan desde la otra habitación.

—Ah, qué coño… —Summer suspiró hastiada. Comprendiendo que no iban a llegar a ningún lado quedándose allí, y en parte también víctima de la curiosidad, se puso en macha.

Al caer Summer, Zoe fue detrás. Y, como solía pasar, a Akira no le quedó otro remedio que dejarse arrastrar por la corriente que siempre se formaba entre sus dos compañeras. No sin antes maldecir a Rayo Negro por lo bajo.

Entraron en aquella estancia iluminada por una tenue luz, completamente vacía a excepción de una larga mesa de reuniones en la que una oscura y finísima pantalla plana descansaba en el extremo más alejado. Rayo Negro y Conor les esperaban de pie junto a dicha pantalla. Aidan, Yade y Will, en cambio, se habían sentado a la mesa.

Summer pudo sentir cómo los ojos de su enemigo se clavaban en ella al cruzar el umbral de la puerta, pero al sostenerle la mirada, este la apartó enseguida. Lo cual, inevitablemente, provocó que todos los pensamientos, preguntas y recuerdos que tanto se había forzado por ignorar en los tres meses que habían pasado desde su último encuentro acudieran a ella como una avalancha.

Y en cuestión de un segundo, todo aquello que no llegaba a comprender y tanto le frustraba pasó por su cabeza: el cambio de actitud de él, su última conversación…

El maldito beso.

Sin embargo, no era el momento. Apretó los dientes para contener las ganas de largarse de allí y fue a sentarse al lado de Aidan, evitando mirar al culpable de su irritación.

—Bien, esta es mi oferta… —anunció Rayo cuando todos se hubieron sentado, y pidiéndole a Conor el maletín que este portaba, lo colocó sobre la mesa para mostrar su contenido: varios montoncitos de billetes de doscientos euros colocados en perfecto orden—. Trescientos mil euros por adelantado, como pediste.

Excepto Aidan, todo el grupo parpadeó ante la visión de los billetes. De entre todo lo que podían haber esperado de aquel inesperado encuentro, que su rival fuera a ponerles un maletín lleno de dinero ante las narices ni siquiera entraba en la lista de posibilidades.

—Además de esto… —Rayo sacó del bolsillo interior de su chaqueta un sobre que le entregó a Aidan—. Son algunas concesiones más.

—Ah, sí. La tregua que me comentaste —se acordó este.

—Sí… Eh… ¿No se lo has contado? —preguntó al advertir que el resto del grupo los observaban de hito en hito.

—Quería dejarte a ti el honor —le sonrió Aidan.

—Ah, qué bien. —Rayo sonrió a su vez, pero con muchas menos ganas por enfrentarse a las miradas intrigadas de todos ellos—. De acuerdo… De todas maneras, quería explicaros la situación en persona.

—Pues venga, explica —le instó Summer.

Rayo Negro carraspeó.

—Veréis, hace poco recibimos un encargo bastante sencillo. Os lo explicaré con detalle si llegamos a un acuerdo, pero, de momento, lo que puedo deciros es que mandé a Irina y a Neon a que se ocuparan de ese trabajo. La investigación avanzaba de forma normal hasta que hace dos días… —su ceño se frunció en un gesto de preocupación—dejaron de dar señales.

Yade y Will fueron los únicos que parecieron conmoverse ante la noticia. El resto eran caras impasibles.

—Los hemos buscado por la zona donde estaban investigando, pero es complicado. Necesitamos infiltrarnos en el lugar para rastrearlo a fondo. Y por eso necesito vuestra colaboración —concluyó, mirándoles a todos hasta fijar la vista en Aidan.

—Esto ya es el colmo… —murmuró Akira—. Aidan, cada día te superas.

—Como le he dicho a vuestro jefe, no sólo pienso pagaros lo que me ha pedido —continuó Rayo—, sino que ofrezco también una tregua definitiva entre ambos bandos. Es decir, se acabó la competencia por mi parte. No aceptaré ningún trabajo relacionado con vosotros, incluso si se trata de uno que hayáis perdido.

Ante eso, las expresiones del grupo se debatieron entre la desconfianza y la incredulidad.

—Por supuesto, esto implica también que no habrá más enfrentamientos —subrayó el joven—. A no ser, claro, que sea en defensa propia. Y…...

Erscheint lt. Verlag 25.11.2022
Reihe/Serie Monstruo busca monstruo
Verlagsort Madrid
Sprache spanisch
Themenwelt Kinder- / Jugendbuch Spielen / Lernen Abenteuer / Spielgeschichten
Schlagworte acción • Ciencia ficción • internados • mercenarios • Misterio • Novela • poderes • superhéroes
ISBN-10 84-18440-15-5 / 8418440155
ISBN-13 978-84-18440-15-1 / 9788418440151
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