La belleza de la ausencia (eBook)
220 Seiten
Editorial Siglantana (Verlag)
978-84-10179-70-7 (ISBN)
Julieta París es psicóloga y antropóloga, con una sólida formación en psicoterapia y un doctorado en Psicología Clínica. Con más de dos décadas de experiencia, ejerce en Girona y también en formato online. Está especializada en Mindfulness, compasión y psicoterapia contemplativa, y ha ampliado su formación en ámbitos como la Historia del Arte y la Simbología. Ha sido docente universitaria, conferenciante y directora de programas de posgrado, además de destacar en el ámbito de la psicología deportiva de alto rendimiento. Compagina su labor clínica y docente con la escritura. Es autora del exitoso libro El poder de la mujer despierta (Siglantana, 2024), una obra que ha conectado con miles de lectoras y lectores gracias a su profundidad y sensibilidad. La belleza de la ausencia es su segundo libro.
INTRODUCCIÓN
Escribes poemas porque necesitas un lugar en donde sea lo que no es.
Alejandra Pizarnik
Todos echamos de menos a alguien. O algo. Incluso puede que nos hayamos echado de menos a nosotros mismos. La vida está llena de ausencias, que, a su vez, son el espacio para nuevas presencias que nos acechan al otro lado de la puerta.
Lo que no es, es en algún lugar. Lo que no está siendo en este mismo instante en nuestras vidas, hace sitio a lo que sí está siendo. Los que hemos perdido a alguien (que somos prácticamente todos) sabemos bien que ciertas ausencias ocupan más espacio que algunas presencias, y que el eco del silencio puede en ocasiones sonar atronador.
Lo que no hacemos deja sitio a lo que hacemos, del mismo modo que cuando hacemos un viaje dejamos de viajar al resto de los lugares del planeta, o que cuando elegimos un plato en la carta estamos dejando de comer todos los demás.
Cada decisión tomada excluye al resto, limitando el camino de posibilidades infinitas.
Habrá quien viva esto como un atroz FOMO (acrónimo de fear of missing out, “temor a dejar pasar” o “temor a perderse algo”), pero lo que pretendo con estas páginas es que todo esto sea, más que una fuente de ansiedad, una toma de conciencia.
Llevo las suficientes horas de vuelo (en la vida y en terapia) como para entender que en nuestras limitadas horas de vida no caben todos nuestros sueños ni todos nuestros anhelos. Nuestra existencia se equilibra a sí misma entre lo que es, lo que nos gustaría que fuera, lo que está siendo y todo lo que no es, que es, por una clara lógica física, lo más frecuente.
No hay problema con eso, excepto en el caso de que las personas vivan en un absoluto tiempo verbal condicional, en el que el “ojalá fuera” o el “si fuera” eclipsan “lo que es” e impiden aceptar “lo que no es”.
Definitivamente, vivimos nuestros propios tiempos verbales como si fueran ciudades o equipos de fútbol. ¿Tú de qué equipo eres? “Yo del pasado simple”, dicen los abanderados de lo que ya fue… “Yo del futuro condicional”, dicen los del “hasta que no lo vea no lo creeré”. Los hay que viven en el pasado, en un tiempo pluscuamperfecto, si bien la mayor parte de las personas que conozco juegan en el equipo de la condicionalidad (pasada o futura). Y, aunque en mi anterior libro defendí seriamente los gerundios, hoy vengo a reivindicar el presente simple, lo que es, y especialmente su reverso: lo que no es.
Nos insisten en la aceptación, y en los riesgos de la negación de la realidad. Nos insisten en aceptar lo que es, y en cambio nadie nos ha enseñado a aceptar lo que no es. Como decíamos, son más los sueños que no se cumplen que los que sí. Hay más amores no correspondidos que “respondidos” y, quizás afortunadamente, más cumbres por ascender que ascendidas. Sin duda, es necesario detenerse a mirar lo que no es con la misma atención con la que nos perdemos en lo que es.
Aceptar lo que no es es tan importante como aceptar lo que sí es. De hecho, como ya hemos dicho, ambas conviven incesantemente.
Decir que lo que no es está siendo en algún lugar no es sólo un juego de palabras, es física y es lingüística. Quizás hayas escuchado alguna vez la anécdota de León Tolstói, su hermano y el oso blanco. Cuenta la historia que un joven León Tolstói quería salir con uno de sus hermanos. El hermano, que no quería llevar a su hermano pequeño con sus amigos, le planteó un reto: “Quédate en casa sentado hasta que dejes de pensar en un oso blanco. Cuando dejes de pensar en el oso blanco, podrás venir con nosotros”. Al joven León, sin duda, este reto le pareció sencillo y asequible, así que aceptó con ganas. Su hermano mayor se marchó con sus amigos tras dejarle indicaciones de dónde encontrarlos cuando dejara de pensar en el oso blanco.
León nunca acudió a la cita, porque no consiguió dejar de pensar en el oso blanco. Cada vez que iba a asegurarse si estaba pensando o no en el famoso oso, veía que seguía pensando en él, porque basta con que no queramos pensar en algo para que solamente pensemos en eso.
Quizás no te suene esta historia pero hayas leído a George Lakoff diciéndote que no pienses en un elefante. Ambas anécdotas demuestran la inutilidad de intentar dejar de pensar en algo, además de la ineficacia de tratar de procesar el no, porque nuestro cerebro no procesa el no (de hecho, aquí tengo que escribirlo dos veces para que lo puedas procesar).
Nuestra mente siempre necesitará una imagen con la que asociar los pensamientos. Es decir, sea lo que sea lo que expresemos con palabras, nuestro cerebro tratará, en todo momento, de crear una imagen al respecto. Por ejemplo, playa. O pelota. Montaña. Perro. Pero también huida. Felicidad. Presente. Amor. Sea cual sea la palabra que enuncies, tu cerebro cazará una imagen para elaborarla. Todas las palabras pueden ser traducidas a imágenes. Todas excepto una: NO.
El “no” no tiene una representación en imágenes a la que agarrarse, por eso su única opción es ir al siguiente concepto, el “fumes” de “no fumes”, el “comas” de “no comas”, el “me dejes” de “no me dejes” o el “te quiero” de “no te quiero”, y, una vez mencionado, negar esa imagen. Esta es una de las razones por las que siempre les pido a mis pacientes que nunca piensen en lo que quieren evitar, sino en lo que quieren conseguir.
Una vez entendido esto, asumir que lo que no es está siendo en algún lugar adquiere una consistencia indiscutible.
Lo que no es, definitivamente es, y es algo que sabes muy bien. Porque ¿cuál es tu anhelo? ¿Cuál es tu deseo? ¿Cuál es tu ilusión? Seguro que puedes responder fácilmente, pero si te pregunto “¿cuál es ‘tu no es’ más importante en este momento de tu vida?” posiblemente tu respuesta sea incluso más rotunda.
En las siguientes páginas pretendo que encuentres lo que es en lo que no es, que es el reverso de lo que te gustaría que fuera. Y, también, que entiendas que para llegar al oasis de lo que es hay que atravesar el desierto de lo que no es. De eso va este libro.
Existen ausencias insustituibles, por supuesto, pero otras son el espacio necesario para lo que nos espera por vivir.
Cierto es que nadie puede acompañarnos en nuestras ausencias, porque son intransferibles y únicas, pero las personas que nos aman sí pueden asomarse, y esperarnos fuera, al otro lado del hilo, del mismo modo que Ariadna esperó a Teseo en su viaje al laberinto. Tampoco nadie puede evitarnos la falta, la carencia o la ausencia, por eso es tan importante disponer de una hoja de ruta.
Este libro comenzó a gestarse hace muchos años, en una época en la que sentía que faltaban muchas cosas. En cambio, un mes de enero, redactando mi carta-ritual a esa maravillosa leyenda que son los Reyes Magos, pedí a sus majestades que no me trajeran nada, pero sí que se llevaran cosas. Ahí me di cuenta de que, en realidad, no faltaba nada, pero sí sobraba. Donde yo sentía que faltaba seguridad, sobraba mucha incertidumbre. Donde sentía que faltaba compañía, sobraba soledad. Donde sentía que me faltaban certezas, sobraban mentiras. Ahí entendí que todo lo que no era ocupaba demasiado espacio para lo que realmente anhelaba.
Más tarde, en el proceso de escritura de este libro, me atropelló una gran presencia. Durante unas semanas, no pude escribir nada. Hasta ese momento el libro se titulaba, en mi documento, Lo que no es, por eso no fui capaz de escribir cuando todo fue. Solamente después entendí que aquella imponente presencia fue el resultado de haber aprendido a manejar mis ausencias, y que la ausencia es bella no en sí misma, sino porque en ella (en lo que no es) cabe todo lo susceptible de ser.
La ausencia, las ausencias, supusieron una travesía por el desierto de la cual solamente había dos salidas (como las de Teseo en el laberinto): o la muerte literal, o la metafórica. La primera es un final. La segunda es una profunda transformación. Y aquí estamos.
Por eso, este libro está escrito desde las ausencias sanadas, desde el momento en el que entendí que, lo que he sentido en algún momento que faltaba, en realidad “estaba siendo”, y que la ausencia es, precisamente, un tipo de presencia.
Es inevitable rendirse a la evidencia de la ausencia. Su huella está por todas partes. Mira a tu alrededor. Calcetines desparejados. Las cucharillas que desaparecen en el cajón. Las copas de cristal, que después de aquel accidente en el fregadero ahora son impares. Ese pendiente que echas tanto de menos. La sombra en el suelo, huella indeleble tatuada por el sol de aquella alfombra que tuviste tantos años. Hasta los cuadros muestran su ausencia en la sombra que dejan en la pared.
La ausencia, definitivamente, puede verse cuando te atreves a mirar. Echamos de menos lo que nos falta con la misma certeza con que acogemos todo lo que sí tenemos.
La ausencia, es decir, lo que no es, es cuestión de tiempo. No es pesimista pensar que algo no será en algún momento. Es realista y nos invita a ubicarnos con lo que es desde otro lugar. La ausencia no es igual si viene de una presencia, o si es la continuación de otra ausencia, del mismo modo que, por ejemplo, no se vive igual una soltería después de una ruptura amorosa que una soltería prolongada en el tiempo....
| Erscheint lt. Verlag | 27.6.2025 |
|---|---|
| Sprache | spanisch |
| Themenwelt | Geisteswissenschaften ► Psychologie ► Allgemeine Psychologie |
| ISBN-10 | 84-10179-70-9 / 8410179709 |
| ISBN-13 | 978-84-10179-70-7 / 9788410179707 |
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