El hombre que jamás se equivocaba (eBook)
334 Seiten
Siglo XXI Editores México (Verlag)
978-607-03-1142-0 (ISBN)
Luis Javier Plata Rosas. Es doctor en Oceanografía Costera y profesor de la Universidad de Guadalajara. Ganador del Premio Estatal de Ciencia, Tecnología e Innovación de Jalisco en 2014 y finalista (2o. lugar) en 2016. Obtuvo una Mención Especial en el Primer Concurso Internacional de Divulgación Científica Ciencia que Ladra-La Nación (Buenos Aires, Argentina, 2013). Es colaborador de las revistas Nexos (Sobre ciencia, en teoría), ¿Cómo ves? (¿Será?) y TecReview (Desmitificaciones), y autor de más de novecientos ensayos, artículos, crónicas, cuentos y novelas en los que la ciencia es el tema central. Ha publicado más de quince libros, entre ellos y en Siglo XXI: La ciencia y los monstruos, El teorema del Patito Feo y Un científico en el museo de arte moderno.
Luis Javier Plata Rosas. Es doctor en Oceanografía Costera y profesor de la Universidad de Guadalajara. Ganador del Premio Estatal de Ciencia, Tecnología e Innovación de Jalisco en 2014 y finalista (2o. lugar) en 2016. Obtuvo una Mención Especial en el Primer Concurso Internacional de Divulgación Científica Ciencia que Ladra-La Nación (Buenos Aires, Argentina, 2013). Es colaborador de las revistas Nexos (Sobre ciencia, en teoría), ¿Cómo ves? (¿Será?) y TecReview (Desmitificaciones), y autor de más de novecientos ensayos, artículos, crónicas, cuentos y novelas en los que la ciencia es el tema central. Ha publicado más de quince libros, entre ellos y en Siglo XXI: La ciencia y los monstruos, El teorema del Patito Feo y Un científico en el museo de arte moderno.
AGRESIVIDAD LITERARIA:
LOS EFECTOS NEGATIVOS DE LEER
Susceptibilidad a los resfriados, dolores de cabeza, debilitamiento
de los ojos, erupciones por el calor, gota, artritis, asma,
hemorroides, apoplejía, enfermedad pulmonar, indigestión,
bloqueo de los intestinos, desorden nervioso, migrañas,
epilepsia, hipocondría y melancolía.
Enfermedades provocadas por leer, según Johann Georg
Heinzmann, director de la Sociedad Tipográfica de Berna en
los años ochenta… del siglo XIX
En mayo de 2016, Graeme Whiting, director fundador de The Acorn School, un colegio inglés de educación primaria y secundaria localizado en Gloucester, declaró que sagas de novelas escritas para niños y adolescentes, como Harry Potter y Los juegos del hambre, podían dañar “las sensibles mentes subconscientes” de sus jóvenes lectores hasta el punto de convertirlos en parte de la estadística de los “mentalmente enfermos”. Según Whiting, comprar estos libros “atemorizantes” y “sensacionalistas” a los niños equivalía a darles cucharadas bien copeteadas de azúcar, volviéndolos adictos a una “literatura oscura, demoniaca” y llena de “cosas inapropiadas”. Para Whiting es evidente que leer tiene efectos negativos en la salud mental de sus pupilos.
Es verdad que, al igual que Whiting, cuando alguien habla de los efectos negativos de leer, en realidad –y por lo general– no quiere decir que la lectura en sí tenga efectos negativos –si bien ha habido quienes, como J. G. Heinzmann, estaban convencidos de que esta actividad podía acarrear decenas de padecimientos de todo tipo. Y no menos cierto es que, en el caso específico de los best sellers de literatura pop infantil y juvenil –ignorando por un momento la discusión sobre la muy variable calidad literaria de cada obra–, uno puede estar o no de acuerdo con el juicio del director Whiting sobre lo clasificado con la etiqueta de “cosas inapropiadas”. Sin embargo, hagamos un experimento mental y, por un momento, cambiemos el título de esta columna por “Los efectos negativos de la televisión” o de los videojuegos, los cómics, el cine o la música –no necesariamente en este orden– y es posible que ya no nos parezca tan chocante una generalización así.
Una posible razón de este prejuicio en beneficio de la lectura es que, por un lado, no es raro que coloquemos un libro –cualquier libro– en un pedestal o, como mínimo, en una categoría muy aparte al resto de los medios de comunicación, sin importar que se trate de, digamos, Susan Sontag o Suzanne Collins. Quien habla mal de los libros puede traernos a la mente imágenes de hogueras de libros o fragmentos de Fahrenheit 451 (aunque, en un escenario como el de esta novela, no culpen a quien sienta compasión por el niño que tenga que memorizar a Deepak Chopra). Quizá la segunda razón sea consecuencia de la primera: investigaciones sobre la presencia y efectos de escenas de sexo y violencia en televisión y otros medios de comunicación y entretenimiento son tan numerosos que podrían mantenernos ocupados durante años en una isla desierta, en tanto que estudios sobre sexo y violencia en las novelas –y sus efectos dañinos en los lectores– nos distraerían por, cuando mucho, algunos días. Dejemos el sexo para otro día y abordemos en estas páginas el tema de la violencia.
PERCY JACKSON Y SU EXPEDIENTE POR AGRESIÓN
Dos chavales se abalanzaron sobre mí. Yo retrocedí hasta el
arroyo, intenté levantar el escudo, pero Clarisse era demasiado
rápida. Su lanza me dio directamente en las costillas. De no
haber llevado el pecho protegido, me habría convertido en
kebab de pollo. Como sí lo llevaba, el aguijonazo eléctrico sólo
me dio sensación de arrancarme los dientes. Uno de sus
compañeros de cabaña me metió un buen tajo en el brazo.
RICK RIORDAN, El ladrón del rayo (saga de Percy Jackson)
Es así que a nadie extraña enterarse de que la tasa de violencia televisiva promedio para un niño durante una mañana sabatina sea de 20 actos violentos por hora,1 o que ciertos videojuegos puedan aumentar la agresividad de sus jugadores, pero podemos mostrarnos escépticos cuando escuchamos que la tasa de violencia en los best sellers para niños y jóvenes, de acuerdo con Sarah M. Coyne y sus colaboradores, es de 30 actos violentos por hora,2 sobrepasando con ello los de las caricaturas, nuestro villano favorito en el tema. Así, en México, con los recomendados 20 minutos de lectura de los programas públicos para fomentarla (al menos ésa era, en teoría, la intención de uno de ellos, con libros de utilería e impresionantes personalidades, como el exfutbolista Zague), los seguidores de Percy Jackson sólo habrán sido expuestos a 10 actos violentos al día, quizá no debamos preocuparnos demasiado. ¿O sí?
A pesar de que desde hace más de medio siglo los investigadores han mostrado que la presencia de actos violentos en los medios puede influir en la forma en la que sus usuarios piensan y se comportan, pocos han analizado sistemáticamente el número y las formas de agresividad presentes en los libros de diferentes épocas y géneros, y aún menos han diseñado experimentos para comprobar cómo nos afecta su lectura.
Si de novelas escritas expresamente para niños o jóvenes se trata, uno de estos primeros estudios es el dirigido por Coyne, quien hizo un análisis del contenido de actos agresivos en los 40 libros infantiles y juveniles más vendidos en Estados Unidos en el verano de 2008. Los cuatro tipos de comportamiento agresivo presentes en otros medios lo estuvieron también en las páginas de libros como Diario de Greg o Luna Nueva (de la saga de Crepúsculo): 1] agresión física (lastimar a alguien usando la fuerza física), 2] agresión relacional (lastimar a alguien mediante el daño en forma abierta o encubierta de sus relaciones interpersonales; abundan las estrategias para ello, como el chismorreo y la exclusión social), 3] agresión verbal (lastimar psicológicamente a alguien a través de, por ejemplo, insultos o sarcasmos) y 4] ideación violenta (imaginar o planear un acto agresivo).
Con cerca de 7 000 actos de agresión en estos 40 títulos, sus lectores se enfrentarían en promedio a un acto agresivo cada dos páginas. Un tercio de estas agresiones fue de tipo relacional, un tercio verbal (básicamente insultos), un quinto física (en su mayoría ataques) y el resto ideación violenta. La mayoría de las veces la agresión se presentó como injustificada y, cuando estuvo justificada, fue típicamente en respuesta de algo hecho por el antagonista en la historia. Los protagonistas masculinos fueron quienes más agredieron físicamente. Algo preocupante fue que los libros para niños en el menor rango de edad considerado en el estudio (9 a 11 años) tuvieron cinco veces más agresión física que las obras para lectores mayores. Las posmodernas y mitológicas aventuras de Percy Jackson fueron, de hecho, las más violentas. ¿Serán Percy, Greg y Potter los responsables de un incremento en la agresividad de su público infantil? No es posible concluir al respecto con base en trabajos como el expuesto. Para validar la hipótesis necesitamos hacer experimentos, y eso fue lo que hizo Coyne en dos estudios posteriores.
EXPERIMENTOS CON AGRESORES IMAGINARIOS
…golpeé al novato, y le machaqué su hermosa cara de ángel,
primero con mis huesudos nudillos, como un molar triturando
comida, y con el costado del puño cuando los nudillos
quedaron en carne viva al clavarse sus dientes a través
de los labios.
CHUCK PALAHNIUK, El club de la pelea
En 2012, Coyne y colaboradores dividieron en dos a un grupo de estudiantes universitarios; la mitad de éstos leyeron una historia corta en la que un estudiante de nuevo ingreso tenía un altercado con su compañero de cuarto y golpeaba, destruía y arrojaba objetos (agresión física); los universitarios restantes leyeron otra historia en la que el estudiante de nuevo ingreso grababa secretamente a su compañero de cuarto y lo amenazaba con subir los videos a YouTube (agresión relacional).3 Al terminar la historia, los universitarios participaron en una actividad para medir el nivel de agresividad física, que consistía en apretar un botón antes de que un oponente, pudiendo elegir el nivel y duración del ruido generado al apretar el botón. En un segundo experimento, los universitarios que leyeron las historias participaron en un juego en línea para medir el nivel de agresión relacional, conocido como Cyberball, que consiste en pasarse la pelota entre tres jugadores virtuales. Los investigadores habían enviado a cada uno de los universitarios un mensaje electrónico de un supuesto 335taylor mientras leía la historia en una computadora. El mensaje decía: “¿Puedes apresurarte? ¡Tengo cosas que hacer y me haces perder el tiempo!” y uno de los jugadores de Cyberball era el ficticio 335taylor.
En el primer experimento, los universitarios que leyeron la historia con agresividad física escogieron un volumen de ruido más alto durante un tiempo mayor al apretar el botón, por lo que fueron más agresivos físicamente que los que leyeron la historia con agresividad relacional. En el segundo experimento, los universitarios que leyeron la historia con agresividad relacional arrojaron mucho menos veces la pelota a 335taylor que al otro jugador virtual, por lo que fueron más agresivos relacionalmente que quienes leyeron la historia con agresividad física. En conclusión, la lectura de diferentes tipos de agresividad puede influir en el tipo de comportamiento...
| Erscheint lt. Verlag | 22.9.2021 |
|---|---|
| Verlagsort | Mexico City |
| Sprache | spanisch |
| Themenwelt | Mathematik / Informatik ► Mathematik ► Wahrscheinlichkeit / Kombinatorik |
| Naturwissenschaften | |
| Technik | |
| Schlagworte | Ciencia • ciencia y técnica • Matemáticas • Neurociencias |
| ISBN-10 | 607-03-1142-6 / 6070311426 |
| ISBN-13 | 978-607-03-1142-0 / 9786070311420 |
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